martes, 15 de septiembre de 2009

Eterno retorno.

El hombre es circunstancial, la persona no.

Qué cosas tiene todo ésto, después de veinte siglos de humanidad "civilizada" nadie sabe mucho más que aquél revolucionario llamado Jesús. Y eso que los sentimientos son los mismos. El agua, más de lo mismo.

En las cuevas sigue habiendo gente, sobre todo en las cuevas del arte, donde empezaron con pinturas rupestres. Nadie sabe ver ya esas pinturas, parecen que están en otra dimensión o son tan sucias que los limpios ojos que nos venden en la televisión no pueden ver nada que no produzca algún beneficio. Pero todo eso arderá algún día, y será materia de estudio en un futuro (si es que existe y no existe un todo con sus partes) en clases de historia. Puede que se llame la era del hombre hueco o del envase.

Lo fácil.

Lo difícil para los dificultosos. Las cuevas para ellos. Para mi. Cuántos años tardó Benedetti en llegar hasta el poema de "Corazón coraza", y yo, con veinte años, lo tengo aquí. Puedo comprender algunas cosas, y aunque crea que lo comprenda entero eso son solo ilusiones de árboles que creen moverse. El secreto es que no hay secretos. Solo incógnitas. O sombras.

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