viernes, 22 de mayo de 2009

Cuando suena Miles Davis. (I)

La política es un niño caprichoso que sólo habla de juguetes y nunca juega con ellos.

martes, 12 de mayo de 2009

Guitarra.

Para mi significa asfalto. Carretera, soledad. Se dejaba llevar por ti. Cada uno su razón. Se fue parte de una poesía, la parte creativa. Ya no habrá más canciones de Antonio Vega. Las que están, sólo.

Siempre me pareció que al salir al escenario, al hablar en las canciones, había un toque de libertad. Como si viniese de una lejana batalla, a descansar y todo aquéllo fuese un alivio, los conciertos, componer. Siempre me dio la impresión de que venía de otro mundo, otra parte, una guerra que no alcanzaba a comprender. Él mismo. Porque Antonio se perdía en su mundo y a veces se olvidaba de salir.

Todo ello quedaba reflejado en unos ricos poemas que con poco quieren decir mucho. Unos océanos de sol, una desordenada habitación. Fuiste un carraspeo de guitarra y un soplo de aire fresco en los veranos. La emoción en Caótica Ana y un eterno equilibrio entre el temor y el amor que hoy han puesto un punto y a parte en la manera de hacer música.

Descansa de la ansiedad, descansa de la lucha de gigantes.

lunes, 11 de mayo de 2009

Cine.

No creo que tenga potestad, ni cultura suficiente como para poder juzgar el cine. Intento ver una película después de que alguien me la recomiende o cuando me convence una sinopsis, una crítica de internet. Y de lo poco que he visto, de lo poco que sé, el cine, el gran cine (de Ford, Hitchkov, de Marlon Brando o Boggart) se durmió hace algún tiempo. Hoy Garci ha dicho que ese sueño comenzó con El Padrino II. Y que desde entonces las obras maestras no han vuelto a dar señales de vida.

Probablemente el cine, el "gran cine" que hoy se busca poco o nada tenga que ver con el cine que antes se buscaba. Creo que ahora las películas se han perdido en planos magistrales, escenas inverosímiles, efectos especiales difíciles de imaginar hace un tiempo. Puede que el cine de hoy día se haya perdido en los colores, la calidad de imagen y sonido y haya dejado de lado lo que realmente importa: la historia que se cuenta. Se olvidaron los maestros del cine de las sombras de los personajes. Los dobles sentidos, los juegos de palabras. Los personajes atormentados, la esencia del buen actor. Una vez escuché que hay dos clases de actores: los que se adaptan al guión y a los que se adapta el guión. Ahora se busca el aplauso, la risa, la emoción fácil. No se entiende la historia cocida a fuego lento que se vive en Casablanca: puede que hoy la película no le durase más de cuarenta minutos a los guionistas. Ni los espectadores capaces de verla...


Eso sí, tampoco creo que todo sea tan drástico, hay cine para todos, y buenas obras después de los 70. No voy a arrebatar la afirmación de Garci, pero para mi gusto hay vida, obras "medianas" (al menos) después de la década de los 70. Blade Runner (mágico futuro ideado por Ridley Scott), Sin perdón (Clint Eastwood y su western crepuscular), Taxi driver entre algunas otras merecen una excepción, un asterisco en la historia del cine, por muy humilde que sea. Aún así siempre tengo la sensación de que no he visto aún la película de mi vida y que, probablemente por la pereza u otra torpe excusa, no la vea nunca. Bien porque no sea conocida y no sepa buscarla en condiciones o porque me pierda en mi camino y no sepa llegar a ella.

En cualquier caso un tema que invita a pensar. Y en estos casos siempre llego al mismo lugar. El dinero no compra la maestría, duerme la genialidad y pudre todo cuanto el ser humano quiere.

domingo, 10 de mayo de 2009

Tiempo.

"No intentes ser mejor que nadie, procura ser mejor que tú mismo".

Entre Faulkner, Borges, Galeano, Joyce, Onetti, Benedetti, esa extraña manera de sentir el páramo y la soledad con gozo, conseguirán arrancarme, en un tiempo aún por llegar, el poema que aún no he sabido/podido escribir.

http://www.youtube.com/watch?v=9SuMYFNbmd8&feature=fvsr

viernes, 8 de mayo de 2009

Por la duda.

Alzemos una copa por la duda. Aunque no tengamos champán ni copa. Y brindo por la duda porque tengo mis serias dudas de que esto llegue a algún lugar. O que continúe a partir de esta primera entrada.

Algunas veces cuando tengo una cita con alguien que hace mucho tiempo que no veo, temo no reconocerla en el lugar de encuentro. Que el tiempo y mis ensoñaciones hayan convertido su rostro en una hipérbole de la realidad, un boceto picassiano. Lo temo una y mil veces. Lo mismo me ocurre con los textos que a veces imagino, lo mismo me ocurre con las frases, personajes y pasajes de un posible párrafo o anécdota. Temo que al llegar al papel en blanco (o pantalla del ordenador) se me olviden por completo cual eran realmente la intención, el final, la esencia. La metáfora.

Menos mal que tengo suerte y casi siempre me suelen reconocer, algo aplicable al papel en blanco porque, aunque una metáfora se vaya, siempre que estuvo en mi mente vuelve volando como un pájaro que guiña desde un tendido eléctrico, o un limonero que crea gotas de sol a partir de agua, una y otra vez.