No creo que tenga potestad, ni cultura suficiente como para poder juzgar el cine. Intento ver una película después de que alguien me la recomiende o cuando me convence una sinopsis, una crítica de internet. Y de lo poco que he visto, de lo poco que sé, el cine, el gran cine (de Ford, Hitchkov, de Marlon Brando o Boggart) se durmió hace algún tiempo. Hoy Garci ha dicho que ese sueño comenzó con El Padrino II. Y que desde entonces las obras maestras no han vuelto a dar señales de vida.
Probablemente el cine, el "gran cine" que hoy se busca poco o nada tenga que ver con el cine que antes se buscaba. Creo que ahora las películas se han perdido en planos magistrales, escenas inverosímiles, efectos especiales difíciles de imaginar hace un tiempo. Puede que el cine de hoy día se haya perdido en los colores, la calidad de imagen y sonido y haya dejado de lado lo que realmente importa: la historia que se cuenta. Se olvidaron los maestros del cine de las sombras de los personajes. Los dobles sentidos, los juegos de palabras. Los personajes atormentados, la esencia del buen actor. Una vez escuché que hay dos clases de actores: los que se adaptan al guión y a los que se adapta el guión. Ahora se busca el aplauso, la risa, la emoción fácil. No se entiende la historia cocida a fuego lento que se vive en Casablanca: puede que hoy la película no le durase más de cuarenta minutos a los guionistas. Ni los espectadores capaces de verla...
Eso sí, tampoco creo que todo sea tan drástico, hay cine para todos, y buenas obras después de los 70. No voy a arrebatar la afirmación de Garci, pero para mi gusto hay vida, obras "medianas" (al menos) después de la década de los 70. Blade Runner (mágico futuro ideado por Ridley Scott), Sin perdón (Clint Eastwood y su western crepuscular), Taxi driver entre algunas otras merecen una excepción, un asterisco en la historia del cine, por muy humilde que sea. Aún así siempre tengo la sensación de que no he visto aún la película de mi vida y que, probablemente por la pereza u otra torpe excusa, no la vea nunca. Bien porque no sea conocida y no sepa buscarla en condiciones o porque me pierda en mi camino y no sepa llegar a ella.
En cualquier caso un tema que invita a pensar. Y en estos casos siempre llego al mismo lugar. El dinero no compra la maestría, duerme la genialidad y pudre todo cuanto el ser humano quiere.
lunes, 11 de mayo de 2009
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