lunes, 27 de julio de 2009

Talento.

El talento es una forma de ver las cosas, una manera de mover los ojos en un hecho o sobre un hecho. El talento es una forma de asociar olores, una manera de saborear y cómo sentirlo. El talento es una forma de no oír las cosas, y una manera de escucharse a sí mismo. El talento es una forma de acertar con la mano al tocar a alguien, una manera de mover los dedos con la fuerza, precisión y velocidad necesaria para tocar, escribir, masajear, rascar, cocinar, marcar, llamar, acariciar, señalar, hablar. El talento es una forma de respirar, de mover las piernas. El talento es una forma de moverse por el mundo, una manera de gastar el tiempo y los pensamientos. El talento es una manera de hilvanar palabras, una forma de contar números. Una manera de imaginar.

El talento necesita de una voluntad para vivir. Y de una pereza para dormir. Del talento no se vive, se aprende. No se compra ni se vende. A veces nace con uno y otras, nace de uno.

Busca.

domingo, 26 de julio de 2009

Bienvenido a la supramúsica.

En primer lugar aparece un hombre que habla en inglés, toca tres canciones que suman una hora de tiempo y se marcha. "Te aplauden porque te vas, que eres malísimo, vete ya a la mierda, hombre ya".

En segundo y probablemente último lugar aparecen cinco o seis músicos. "Buenas noches". Comienza la música. La luz es azul. Nadie canta, solo hay guitarras, teclado y batería. El bajo apenas se mueve, y la eléctrica parece estar practicando sexo. Poco a poco la sala va cayendo en una espiral de vértigos y pensamientos. Yo pienso más rápido, recuerdo que se me había olvidado cómo es la inspiración que nace en los conciertos. Parece que aquél día, desde las 00.00 hasta las 24.00 horas, estaba hecho para despertar. "No existe un todo sino diferentes partes".

Una mujer sale de atrás y baila con un micrófono. Cuando hay más ruido ella se dedica a cantar. Está besando el micrófono, agarra con ambas manos el plástico que atrapa su voz. Besa con sus labios la membrana del micrófono, con su voz. Calla. Y baila con el micrófono. La guitarra eléctrica sigue practicando sexo y el batería cuadra el ritmo casi a la perfección. La chica, la mujer, vuelve a cantar. Coge el micro entra las manos y vuelve a besar el micro, la música. Siento que me besa a mi también, en los oídos, con su voz. Vuelve a bailar y todo termina, comienza otra canción.

Yo acierto a pensar en otros lugares, otras personas. Echo de menos a una, dos, tres y cuatro. Al fin y al cabo soy humano. El concierto sigue y va restando tiempo. Muchas canciones me parecen iguales, pero no importa, sé que no lo son. "Pienso en esas cosas porque se ven con tanta naturalidad que parece que no son normales". Una chica en silla de ruedas en mitad del pasillo. Vuelvo a recordar el sentido de otras historias y de la mía propia. Los pelos de punta, me acuerdo de Pablo. La música suena y suena y no quiere parar. De repente se alargan los tempos. La guitarra eléctrica entra en éxtasis. Suena un violín que quiere parecerse a "La Dispute", pero hay mucho ruido de guitarras. Una flauta, un solo de batería y todo se acabó. Yann Tiersen se dirige a la sala en silencio, tan en silencio que se puede escuchar el zumbido de los altavoces. Consciente de que una palabra suya puede resonar al otro lado del mundo, en la región más oscura de nuestra alma, susurra dos palabras con una voz que viene de las cavernas. "Muchas gracias". Se va, agradecido, el dueño de la Supramúsica, aquel que no hace lo que la gente espera.

lunes, 6 de julio de 2009

La sombra de los moais.

Música que cabalga por la partitura.

No pude evitar acordarme de ti. Aunque el sueño me abordara.

No pude evitar acordarme de la playa, la sombrilla, la gasolina. El calor.

No pude evitar acordarme de tus palabras y mis textos, esos que te resultaban imposibles. El camino del Atabal, la noche. Iván Ferreiro. La nostalgia me pudo y eso que no suelo sentir. Resultó que me descubriste nuevos ojos y unas pestañas que no sabía ver. Resultó que las estupideces me parecieron dóciles, las mujeres de otra forma y la seguridad no tan segura. En el preludio de todo esto supe siempre esta historia. Lo que ocurre es que no sabía cuando escribir el final. Porque no creo que tuviésemos principio ni desarrollo. Solo un final. Un final que empazaba alto, algo que ya me ha ocurrido otras veces. Cuanto estoy aquí siempre me creo un enfermo."Después vinieron esas nubes, la lluvia que yo anunciaba cuando el mundo era posible". Una ilusión y cientos de cristales que no supieron donde caer.

"El fin de esta vida viene", me dijiste mientras hacías las maletas. Yo volvía a la inopia, a las carreteras de mi corazón que me quieren llevar al mundo real. Volvía a no sentir lo que ya había sentido antes. Los picapedreros haciendo otros caminos posibles, sueños nuevos, música que no quiere acabar. "Me has salvado el verano". Y tú a mi de la vida, la vida fugaz de dos meses.

Tierra y agua que ahora son flores. No pude evitar encontrarme contigo.